El Valor de la Amistad

Existen bastantes y diversos significados para definir la Amistad e incluso, depende también del entorno cultural y social. Sin embargo, haré referencia a uno de ellos muy simple que la define como una relación afectiva entre dos personas, siendo un vínculo interpersonal entre los seres humanos a lo largo de la vida. Dentro de este concepto quedan implicados otros como son: la comprensión, el consuelo, la compañía, el cariño, la empatía, el bien común, la lealtad, el respeto y la confianza.

Por tales implicaciones se puede considerar que una amistad encierra mucho más que un simple compañerismo, la amistad es un todo que va más allá, trastocando un sentimiento que conlleve a un entendimiento mutuo capaz de recibir tranquilidad, satisfacción, paz y bienestar personal.

Para este valor, hay tanto que decir y tanto que aprender de él, que cada individuo es capaz de definir la amistad como se halla presentado en su vida. Todos y cada uno de nosotros tenemos un concepto muy particular de la amistad. Para unas personas implica un simple vínculo circunstancial y pasajero, para otros, significa una entrega en calidad y cantidad por convicción y no por obligación, para otros, un sistema de vida para lograr ciertos objetivos, en otros significará simple y llanamente interés económico y social, y para algunos sencillamente no existe la amistad carecen del más mínimo conocimiento de lo que significa y de lo que ésta implica; no le dan la importancia suficiente y la procuración necesaria para cultivarla. En fin, lejos de un significado humano y universal existente en torno a su valor. Cada persona como seres totalmente distintos en nuestra forma de ser, de pensar, de ver y vivir la vida, sentimos y vivimos la amistad con sus efectos dependiendo de varios factores; entre ellos nuestro estado emocional.

En lo personal, considero que la amistad, es un vínculo que vale la pena vivir pese a lo que conlleva. Y que los cuidados que merece, se asemejan a los de una semilla que germina; necesita regarse constantemente con agua no contaminada para que crezca una planta sana y hermosa que no se marchite antes de tiempo. En la amistad es igual, para que una verdadera amistad funcione, se necesitan dos personas que estén dispuestas a dar un esfuerzo, tiempo, dedicación, tolerancia, comunicación, sinceridad, empatía, lealtad, confianza y respeto constante. También, cultivarse con expresiones de afecto sinceras, convivencias, compartir momentos sin importar si son buenos o malos y hasta con un pequeño detalle haciendo de manifiesto lo importante que es para nosotros la otra persona.

En efecto, si queremos que una amistad prospere las partes involucradas necesitan estar de acuerdo con lo que esta conlleva y poner todo de su parte a lo que corresponda para el funcionamiento de una exitosa relación de amistad. Cabe mencionar que para que las cosas marchen en beneficio de ambas partes, es necesario que exista una entrega, y una transparencia basada en sinceridad plena, no se valen las actitudes disfrazadas, las mentiras, ni la hipocresía y manipulación.

En nuestra vida la parte más difícil, son las relaciones humanas. Es difícil, de entre muchas personas encontrar a una persona que sea a fin a otra persona, todos los seres humanos, sin importar, la raza, el credo o religión que profesemos, la preferencia sexual y la ideología; somos personas con distintos rasgos de personalidad, nadie es igual a nadie. Pero lo que sí es cierto es, de que todos necesitamos de todos y por lo consiguiente como seres humanos vulnerables en nuestro camino por la vida, necesitamos de un amigo o amiga para dar y recibir; capaces de coadyuvar en aligerar nuestros problemas emocionales y existenciales base de comunicación y comprensión.

El título de Amigo, se gana con el tiempo y con las actitudes manifestadas. Considero un amigo a la persona que nos consuela cuando pasamos por un mal momento y nos apoya en nuestros proyectos personales, es el que se alegra con nuestros triunfos, el que nos comprende sin culparnos y reprocharnos, es el que no muestra egoísmo, es el que no hace comentarios destructivos a nuestra forma de vivir, es el que no nos envidia por nuestras cualidades y éxitos obtenidos, es el que no nos señala todo el tiempo nuestros errores y defectos. Más bien, hace resaltar nuestras cualidades sin mentiras ni adulaciones falsas, es el que habla con la verdad en la mano y capaz de pedir perdón cuando lastima. En fin, podría decir sin lugar a dudas que un amigo se convierte igual o más que un hermano de sangre, con la finalidad de disfrutar plenamente de los momentos mágicos que brinda el valor de la amistad.

No obstante, cabe mencionar que si reconsideramos que nuestra amistad tiene valía, es pertinente saber brindar nuestra amistad a una persona que sabrá valorarnos como personas con todos nuestros defectos y virtudes. De uno depende ganarse el título de Amigo o Amiga.

Lo ulterior se hace referencia, porque a veces corremos con la mala suerte de fijarnos en una persona que al principio demuestra ser una persona dulce y honesta, creemos que existe afinidad y empatía o química. Lamentablemente, con el tiempo esa persona a base de sus actitudes bastante venenosas, va resultando no ser la persona indicada que habíamos pensado resultaría ser una buena amistad. Todo lo contrario, nos topamos con personas sin escrúpulos, con traumas y complejos de superioridad o inferioridad, además de una frivolidad que los caracteriza, tratando de llevar siempre ventaja con mentiras, chantajes, manipulaciones, oportunistas y capaces de demostrar una doble personalidad con tal de llevar ventaja de una situación y no se diga, son hipócritas presumiendo todo el tiempo de llevar una vida color de rosa y ejemplar. Sin embargo, esos llamados “amigos” o “amigas”, presumen a otros lo que no son y lo que no tienen, arrastrando siempre sus complejos y su mediocridad, ni siquiera tienen una calidad moral para criticar, porque se pasan la vida lastimando y utilizando a las personas abusando de la buena fe. Tachando las cualidades que ellos no tienen. Además a como dé lugar, con estrategias baratas consiguen enterarse de la vida personal para después señalar los actos y errores cometidos criticando las vidas ajenas, sin mirar la viga que hay en su propio ojo.

Para merecer, hay que tener que ofrecer y saber dar. Nunca sentirse superior, porque solo se demostrará la infelicidad y la amargura que existe en el corazón de esas amistades falsas. Si no estamos dispuestos a dar calidad, tiempo y dedicación basados en la confianza y el respeto, es imposible que esa persona no sepa tener una amistad próspera, además, será difícil encontrar a quien brinde lo que no somos capaces de dar. Y que por desgracia, ese tipo de amistades siempre están solas haciendo daño y más daño a los de corazón benevolente.

Finalmente, es bien cierto que una sincera amistad se asemeja e una piedra preciosa, la cual nos cuesta mucho trabajo encontrar y tarda en llegar a nuestra vida. Sin embargo, las falsas amistades, son como las piedras que por doquier se encuentran en el camino. Afortunadamente, siempre hay una oportunidad para hacernos de un amigo o amiga que este a nuestra altura en principios y valores. Así como, acorde a nuestras perspectivas, pero sabemos que la vida es como una cajita y que sin duda alguna, dentro de ella, siempre hay una sorpresa reservada para iniciar una linda y verdadera amistad.

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